En la orilla del Río Paraná, una comunidad originaria canta danzando en círculo, golpeando fuertemente la tierra, siempre con el pie izquierdo, para que la pacha mama le traiga prosperidad, abundancia y amistad. Mientras su canto se entrelaza con el sonido del agua y el denso follaje de la selva, la música me va atravesando como un mantra y al son de las canciones, re significo el sentido ideológico que representan las acciones coordinadas de varias personas, actuando en pos de un bien común.
Cualquiera sea su intencionalidad, la comunidad organizada tiene la potencia de multiplicar su voz y la capacidad de hacerse oír, por más complejo que sea el mensaje. Pero esa capacidad intrínseca que poseen los grupos, de potenciar las acciones individuales, no siempre son fluidas ni suceden naturalmente, dada la complejidad que presentan las relaciones humanas, las diversas formas de comunicación y la posibilidad de establecer acuerdos que organicen la tarea.
Así como se nos presenta la complejidad de lo grupal, tampoco se nos debe escapar la matriz individual en el recorrido particular; y aquí, el modelo de escuela tradicional oficia de obstaculizador para la realización de las acciones grupales, reproduciendo un modelo de competencia, con acciones meritocráticas, buscando siempre al más sobresaliente y eficaz, enseñando implícitamente que el otro, lejos de ser un compañero, es un competidor.
Es la función del Operador en Economía Social y Desarrollo Local, acompañar estos procesos organizacionales, como un profesional que promueva contextos y acciones que favorezcan la inclusión de los individuos a la diversidad de espacios comunitarios, abriendo nuevas posibilidades para la producción de bienes culturales, que amplíen las perspectivas educativas, laborales, de ocio y participación social.
Por eso siempre que se me presenta la posibilidad de pensar la grupalidad, como forma de acción e intervención, me viene a la memoria un personaje fantástico que me gustaba leer de chica, creado por Héctor Oesterheld, llamado El Eternauta.
Es una historia que recuerdo con mucho cariño, porque allí el héroe de la historia, es en realidad, un grupo humano, y esto refleja verdaderamente mi sentir, el único héroe, es el héroe colectivo.
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