Principios Fundamentales de la propuesta Freireana:
- Unidad dialéctica entre teoría y práctica (lectura de la palabra y
lectura del mundo) permanente contrastación de la teoría con la práctica y la
experiencia.
- Carácter abierto de la historia que posibilita su problematización y
re-invención mediante la transformación por lo inédito viable, al servicio de la
búsqueda del ser más. La re-invención del mundo por la posibilidad de permanente
intervención en la realidad que deseamos transformar. El educador como
intelectual transformativo. La esperanza crítica y consciente como motor de la
transformación.
- Sustantividad democrática de la educación: la democracia en función
de la libertad conquistándose. Sustantividad que se nutre de la ética y la
coherencia entre el decir y el hacer del educador/a y en la crítica de la
realidad basada en la indagación científica responsable que se expresa en el
compromiso ciudadano de la lucha por el bien común y la justicia social.
Instauración del diálogo como instrumento de esa lucha que solidariza la
reflexión con la acción. El carácter político de la educación, la esperanza
activa montando la arquitectura de un socialismo democrático, que preserve de
todo tipo de autoritarismo y dogmatismo o cristalización ideológica.
- Sentido utópico de la lucha por mejorar el mundo, re-inventándolo
basándose en la fe en el ser humano y amor al mundo. En su inacabamiento que lo
hace sujeto porque busca crecer ontológicamente. El valor inestimable de la
educación en la valoración y construcción del sujeto que busca “ser más”. Bien
pensar o pensar crítico como fuente de la criticidad utópica y del diálogo
democrático. Respeto a la necesaria tensión entre autoridad y libertad por parte
del educador radicalmente democrático.
- Lucha contra todo tipo de discriminación. Compromiso ineludible de
todo educador/a responsable, progresista y crítico, con esta lucha, como parte
de la educación para la libertad, entendiendo que no puede haber libertad cuando
ciertas voces son “negadas” por sobre otras, que somos sujetos históricos
siempre en función de los otros que nos constituyen.