...El saber que producen las disciplinas, es un saber clínico, cuyo discurso se apoya sobre la norma; es el discurso de la normalización.
Como tal, implica el poder de dominación sobre un campo de conocimientos.
El portador de ese saber dominante en la escuela, es el educador. Entonces, aplica el poder que le corresponde.
La escolarización entonces, va a contribuir significativamente al desplazamiento de las formas desordenadas de la cotidianidad, imponiendo el disciplinamiento social, como concreción del anudamiento entre orden y control...
La escolarización, como proceso «cultural», nos hace pagar el precio de la libertad, constituyéndose así en una grandiosa paradoja de la modernidad, que nos prometía esa libertad.
Sin embargo, la insatisfacción (la no gratificación) y el deseo reprimido,producto del ser dominado, deben ser redimidos (disueltos, asimilados,diluidos, aprovechados) mediante acciones sociales positivas. Podría afirmarse que la misma energía del deseo insatisfecho, aumenta el deseo, que es aprovechado por la sociedad capitalista para disciplinar, consumir, trabajar, producir, es decir: responder al principio de realidad, en el mismo acto de la represión del principio del placer.